Reseña sobre 2º Taller: Conectar Mundos Distantes: os oficias da escrita nos Impérios Ibéricos

Durante el segundo taller del Proyecto Vencer la Distancia se presentaron investigaciones que tuvieron como denominador común el estudio de los ministros de papeles. Estos servidores de la pluma posibilitaron, en gran medida, el gobierno de los dilatados espacios de las monarquías ibéricas. La actuación significativa que desarrollaron, por su participación múltiple en el universo documental, les ha otorgado la categoría de sujetos sustanciales en el estudio de las formas que adquirió el poder de los imperios para hacerse efectivo en sus territorios. El encuentro de trabajo en Lisboa posibilitó la presentación de avances en la investigación, pero también el debate, principalmente acerca de la naturaleza y características de estos oficios, sus circunstancias políticas y sociales, al igual que el marco y alcance efectivo de sus actuaciones.

Entrando más en detalle sobre los temas tratados y las ideas debatidas, se comenzará por reseñar una de las cuestiones planteadas por Roberta Stumpf. La investigadora remitió a la presunción con la que habitualmente se interpretan las motivaciones por las cuales se procuraron, con intensidad, los cargos de pluma en las monarquías ibéricas. En general, se entiende que los oficios reportaron beneficios de carácter reputacional y económico a sus titulares y ejecutores. Ahora bien, alcanzar a conocer en qué medida cada oficio sirvió para hacerse con honra y dinero no parece un asunto que pueda resolverse sin tener en cuenta la heterogeneidad y puntualidad de los casos. Las investigaciones de Stumpf sobre los escribanos de cámara, dentro del espacio de la administración brasileña, subrayaron la escasez de prestigio que los acompañaron y, sin embargo, el carácter atractivo con que se vieron recubiertos, especialmente, por los emolumentos con que fueron dotados los servicios de estos oficiales de la pluma.

El 2º Taller de Vencer la Distancia tuvo como protagonista la Universidad Nova de Lisboa.

En este sentido, los avances presentados por Arthur Curvelo, acerca de los oficios y capitanías de Pernambuco en el siglo XVIII, confirmaron esta tendencia. También, pusieron de relieve la capacidad de actuación política que alcanzaron los actores que prosperaron desde estos cargos de papeles.

En otros ámbitos del servicio de la escritura, el prestigio fue casi consustancial a la naturaleza del oficio, como sucedió con los secretarios del rey. Las aportaciones de Margarita Gómez arrojaron claridad en torno a dos oficios similares pero, a la vez, cargados de puntos divergentes: los escribanos de cámara y los secretarios. A través de la reflexión sobre sus competencias, la investigadora demostró que fueron tres los atributos nucleares que los diferenciaron: la calidad de la confianza del rey, el grado en el deber de secreto y las competencias en la redacción y expedición de los documentos. Mientras que los secretarios reales se vieron rodeados por la honrosa atmósfera que supuso la confianza directa del monarca y el enorme deber de secreto, los escribanos no gozaron de la misma reputación. En este sentido, las pautas propuestas por Gómez para interpretar estos oficios se revelaron altamente significativas para la comprensión de sus actividades, pero también como herramienta ante la frecuente indeterminación documental.

Sin embargo la especialización -con todos sus matices- que se puede detectar en los cuadros de los ministros de papeles de la alta administración de la monarquía, las prácticas de fusión o superposición pudieron ser corrientes en otras escalas de la administración real. Aude Argouse analizó como la carencia de oficiales y la largueza de los grupos locales de poder, aportaron flexibilidad a las prácticas de los oficiales de la escritura.  A través de la comparación de casos de Chile y Cajamarca, Argouse presentó circunstancias de convivencia en un solo sujeto de distintos oficios que, normativamente, fueron incompatibles. Del mismo modo, analizó la coexistencia de formas inter-étnicas en el ejercicio de las escribanías, marcadas por la pervivencia de prácticas prehispánicas adaptadas a los usos administrativos de la monarquía.

En este caso el Taller giró en torno a los ministros de los papeles.

Diferenciados de los oficiales de pluma pero compartiendo el interés por la producción documental, se encontraron también otros actores fundamentales para comprender los modos de acortar las distancias entre el rey y los reinos. Se trató de los agentes de negocios, que fueron presentados por Guillaume Gaudin como figuras cercanas y esenciales para los resultados que fueron contenidos en los papeles. Por la capacidad que tuvieron los documentos de acercar los territorios y hacer posible la gobernabilidad de las monarquías ibéricas, las resoluciones que contuvieron estos soportes -y los escribientes de las mismas-, fueron objeto de múltiples formas de influencia. Gaudin puso de manifiesto la trascendencia de estos agentes que se dedicaron a gestionar las influencias y representar los intereses de los vasallos distantes.

El marco en el que actuaron los redactores y expedidores de documentos que vertebraron el gobierno de los espacios de las monarquías ibéricas, estuvo siempre acompasado por la producción normativa. En este sentido, los adelantos presentados por Pedro Cardim respecto de sus investigaciones acerca de la difusión de las leyes regias portuguesas -dentro de un proyecto que recoge y estudia la legislación total del imperio portugués-, pusieron de manifiesto los elementos compartidos por las monarquías ibéricas en su afán por regular vasallos e instituciones. Del mismo modo, sus aportaciones provocaron que en el debate se reflexionara sobre las particularidades con las que cada monarquía asumió esta empresa, al igual que las divergencias en las respuestas de los territorios que las compusieron.